Tanto
la quería,
Que tardé en aprender
A olvidarla diecinueve días
Y quinientas noches.
Que tardé en aprender
A olvidarla diecinueve días
Y quinientas noches.
Joaquín
Sabina
Así fue, desde que abrí el ojo a
las seis de la mañana con un recuerdo puntual que me llegó a la cabeza no sé de
dónde, no sé por qué, hasta ahora cuando escribo esto a las once de la noche. Lo
he tenido disfrazado de fantasma, rondándome la cabeza, azuzándome el corazón,
apareciéndome en los recuerdos y en las coincidencias como un alma en pena que decide
volver del más allá como si aún tuviera asuntos pendientes por resolver.
Y bueno, me dije al levantarme de la cama,
será normal, los duelos toman su tiempo, no hay que apresurarlos, no hay que
chancletearlos, hay que dejarlos en su propio proceso, a su propio ritmo, en su
propio estado, de lo contrario nunca te abandonarán: un duelo mal hecho es como
un chamba a la que no lo cogen puntos, es una cicatriz segura, fea y segura. Así que esta mañana cuando el fantasma
se metió a la ducha conmigo y no me abandonó cuando le untaba queso crema a las galletas y
batía mi Nesquik lo enfrenté:
- ¿Y es que te piensas quedar aquí todo el día?
De pie, estático, lleno de
pasado, inexistente en el presente, ausente de futuro, me respondió mientras
cruzaba la cocina y se recostaba contra la nevera.
- No tengo la menor intención de irme.
Sacudí la cabeza intentando
sacármelo de ella, suspiré y me repetí en voz alta el primer principio práctico del yoga y de la
vida: lo que resiste, persiste. Así que, me dije mientras lavaba los platos, hoy será abrirle la puerta
a esta ánima para que entre, ande por la casa, revuelva lo que quiera y termine,
después de haber levantado las cobijas y haber esculcado los cajones, mirándose
en el espejo, haciéndome una mueca de despedida y cerrando la puerta con fuerza
y determinación, tal cual lo hizo hace un tiempo su versión de carne y hueso.
Supongo que hoy me levanté
pensando en mi ex novio porque sí que lo quise. Lo quise con el alma, con el
alma pura y transparente; lo quise con el cuerpo, con el
cuerpo y cada uno de sus huesos, lo quise con el corazón entero, tanto y tan
profundo como hasta hoy no he querido a nadie. Y claro, tanto amor no se va de
un día para otro. Se desvanece de a poquitos, sí, se desdibuja con los días,
sí, se descolora con el tiempo, sí, pero a veces, como hoy, aparece a pleno
color, como si lo hubieran repintado de neón, como si lo hubieran puesto bajo
los reflectores, como si las luces del concierto de Madonna fueran una
iluminación chimba, un par de farolas desgastados que apenas prenden al lado de
este escenario que brilla en toda su intensidad.
Con semejante perspectiva de día no pude más
que terminar de desayunar, lavarme el diente, cerrar la puerta y empezar a
andar, un paso tras otro, un paso tras otro mientras él, el fantasma, me seguía
pegadito, mirándome con sus ojos grandes y su cara de “hoy no te escapas de
mí”.
- Camine a ver si ya no hay nada más qué hacer, le
dije mientras me detenía para verlo. Camine a ver, pero rápido que
llego tarde a la oficina.
Y entonces en medio de mis horas,
de mis múltiples obligaciones, cuando los surcos de mi cerebro deberían estar
llenos de conexiones rápidas y eficientes que ejecuten, que propongan, que
inventen soluciones y hagan andar las ruedas de mis proyectos laborales ¡Pum!
mis neuronas deciden qué no, que nos vamos a quedar quieticas un rato porque el
señor fantasma tiene unas historias que te quiere recordar.
- ¿Te acuerdas - me dice entonces el fantasma levantándose
de la silla que ha instalado al lado de la mía y acercándoseme al oído - de ese
día que nos fuimos de paseo en moto con tu prima y tu hermano? ¿Te acuerdas de
ese día, de lo bien que la pasamos, de cómo nos reímos? ¿Te acuerdas de que
grabamos un video y todo?
- Ajá, me acuerdo, le respondo con el dolor de la nostalgia, con el recuerdo del video, con
la felicidad de este día atravesada en la garganta, como si hubiera sido ayer.
- ¿Y te acuerdas - continúa- de qué la pasábamos
realmente bien? ¿De los chistes y los cuentos, de los perros calientes y el
rugby?
- Ajá, me acuerdo.
- ¿Y te acuerdas, remata, de los planes que
quisimos hacer y no alcanzamos? ¿Te acuerdas de Cuba y de Little Italy y de
Domingo? ¿Te acuerdas, te acuerdas?
- Me acuerdo, le respondo con la mirada perdida.
Entonces mi cerebro da un salto.
Y los enlaces de la razón, de la verdad, de la aceptación de las circunstancias
tal y como son, tal y como fueron, le dan un puñetazo a estas otras de la
ensoñación y el anhelo.
- ¿Y te acuerdas tú - le pregunto volteando mi
cabeza para mirarlo fijamente, recostado contra la mesa, con los brazos cruzados, no siendo más que mi mente
anclada al pasado, atormentándome con sus tácticas, confundiéndome con sus
mañas - que te largaste para no volver? ¿Te acuerdas que te cansaste rápido, que
no apostaste más, que me sacaste de tus sueños una vez te los ayudé a cumplir? ¿Te
acuerdas cómo le pusiste fecha de vencimiento a esta relación cuando se volvió una
incomodidad para tus planes? ¿Te acuerdas?
Y así, como desvaneciéndolo en el
humo con que Hechizada aparecía y desaparecía o con el que salía de su botella
el genio de Aladino, logro que
desaparezca un poquito, que se aleje por unas horas, que me deje trabajar en
paz, que no se me aparezca reflejado en el café, ni me pregunté más guevonadas,
como si no tuviera suficiente trabajo, verracos recuerdos, como si no tuviera
nada mejor que hacer que mirar hacia el infinito mientras abro puertas al
pasado.
- Al diablo, me digo. Aquí y ahora, aquí y ahora. Lo demás no
existe.
Acabo mi tarde y vuelvo a casa.
El fantasma aun viene detrás de mí, no tan nítido ni tan alevoso pero con un
sutil rastro que arrastra los pies; entonces cierro la puerta de mi apartamento
y encuentro a mi prima sentada al frente del computador inmersa en el reflejo
de la pantalla.
- ¿Qué ves?, le pregunto.
- Este video, me dice mientras me voltea la
pantalla para que yo también lo pueda ver.
Es el video del que me acordé
esta mañana, el del paseo en moto, con el que me levanté en la cabeza, el que
exhumó al fantasma y lo trajo de vuelta. Es el video que tuvo la buena idea de
disfrazarse de pala para desenterrarme
recuerdos todo el día, es ese, el video
que mi prima se está chismoseando otra vez, ese, precisamente ese.
- Uy Natty, no me muestres eso que se me revuelve
hasta el alma.
Y como si de verdad ocurriera que
la vida fuera una obra de teatro y que alguien planeara el guión sólo para
vernos la cara de sorpresa -y de tontos- ante las que creemos coincidencias,
entro a mi cuarto, prendo el computador, abro una hoja en blanco y empiezo a escribir.
- ¿Qué haces? ¿Qué vas a hacer?-, me pregunta el
fantasma mientras me ve teclear con determinación, más pálido de lo normal, muriéndose de susto
de aparecer en este blog, de quedar en evidencia, de reconocerse en esta
historia, de desaparecer con la culminación de estas letras.
- Lo que me falta-, le contesto mientras lo miro
fijamente y lo veo debilitarse, hacerse invisible, perder la voz. Terminarte
de enterrar.
Próximamente: Esto sí me mama de estar soltera
Es interesante ver como puedes tomar un tema tan personal y convertirlo en algo que impacta a todo el público, de forma tal que generas nostalgia en el lector... sencillamente brillante... es el mejor ejemplo de la evolución en un escrito... Magistral
ResponderEliminarEl NN lo dijo perfecto: Generas nostalgia en el lector. Me vi identificada con la historia
ResponderEliminarAlejandra,
ResponderEliminarNo me sorprende para nada, que de tí, salga una narrativa tan elocuente y viceral. Muy lindo y lo mejor, algo que nos ha pasado a todos.
Lamento tu dolor.
Cdc
Tuve la suerte de que tu hermana, invitada especial de varios de tus escritos de este blog, me tentara a entrar a leerte y así en menos de 30 minutos pudiera experimentar la risa y el llanto después de devorarme "toiticos" los archivos y encontrarme con un eco virtual de las cosas que le pasan a uno. Seguí escribiendo por favor, que estoy viviendo de manera paralela lo que contas y me entretiene un montón, ademas de encontrarlo muy bien escrito.
ResponderEliminarSin palabras
ResponderEliminarNo me gustó el de Azcárate (aunque me cae mal). Este sí me gustó #lohevivido.
ResponderEliminarMi receta poco poética: cuando alguien se convierte en ex, se transforma en fantasma. Los fantasmas se marchan cuando no vuelves a ver a la persona. Los fantasmas se extinguen definitivamente cuando te casas.
Haber si te animas.
@trendingman
Ay con las ilusiones, los planes, los deseos de una vida compartida! Son buenísimos para todo menos para ayudarnos a reconocer que el pasado es pasado y que el futuro definitivamente no va a ser como lo pensamos.
ResponderEliminarSon excelentes para alimentar al fantasma de lo que no fue y para amargarnos el ego al no ser capaces de aceptar que vivimos en el pasado. Por no perdonarnos, terminamos viviendo en un eterno purgatorio, junto al dichoso espectro.
Pero hay luz al final del tunel: nadie se ha muerto de esto, no hay mal que dure cien años, tampoco que por bien no venga; no convenía (como dicen las mamás), la vida nos tiene preparado algo mejor. Ánimo! Hay que pasar la página, enterrar los recuerdos, las fotos, los vídeos, pero sobre todo, hay que darse uno mismo el permiso de quererse más, de vivir el presente y de ver adelante (con la frente en alto) lo bueno que está por venir.
Wow Shakira, tienes el don de la palabra. Esperamos con ansias la historia de piqué.
ResponderEliminarAtt: tus dos nuevos amigos ;)
Me encanto este post. Cómo le haces para publicar algo así sabiendo que hay personas conocidas que lo pueden leer, incluyendo a tu ex? Nantli
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe fascino tu blog, si eh de ser sincera jamas había leído uno y este lo encontré solo porque me dejaron una tarea.
ResponderEliminarMi estado de animo me hizo buscar sobre amor y desamor y vaya que me eh quedado sin palabras.
Me identifique mucho con tu historia, es muy difícil despertar pensando en el fantasma de la persona que en algún momento de tu vida provoco tanta felicidad y hoy no esta a tu lado.
Tantas cosas te hacen recordarla, una canción, una película, un lugar, etc.
Pero como escribes por ultimo a ese fantasma debo terminalo de enterrar.
Att. Sara Estrada R.
Leyéndolo tres años después de que lo escribiste, ya ese dolor debe haber pasado para ti, pero es lo que ahora experimento yo. Tienes, como ya lo dijeron antes, una forma magistral de escribir. Me encantó, felicidades por tu precioso talento. Feliz inicio de 2016!
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